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¿Es normal que mi hijo se chupe el dedo? ¿Es malo para sus dientes? ¿Cómo puedo conseguir que deje de hacerlo? En este artículo damos respuesta a todas tus preguntas.

No te asustes, chuparse el dedo es una conducta habitual y fisiológica en los bebés y niños de corta edad. Sin embargo, cuando este hábito se prolonga durante la infancia más tiempo del debido, pueden aparecer problemas bucodentales en la edad adulta.

Por ello, es necesario corregir este mal hábito en los bebés porque en la edad adulta será mucho más complicado de solucionar.

  1. ¿Por qué los niños se chupan el dedo?
    1. Motivos principales de la succión del dedo
  2. Efectos bucodentales de chuparse el dedo
    1. Alteraciones dentales y/o esqueléticas
    2. Alteraciones funcionales
    3. Alteraciones estéticas
  3. Cómo ayudar a tu hijo a conseguir que deje de chuparse el dedo
    1. Refuerzo positivo
    2. Método del calendario
    3. Opciones para dificultar que los niños se lleven el dedo a la boca
    4. Aparatos de ortodoncia
  4. Por qué corregir el hábito de chuparse el dedo

¿Por qué los niños se chupan el dedo?

Todos los seres humanos nacemos con el reflejo de succión innato, lo que comúnmente se conoce como chuparse el dedo. Este reflejo debe cubrirse durante los primeros años de vida con la lactancia materna o el chupete.

Por otro lado, el hábito de succión suele estar relacionado con ciertos trastornos emocionales, como las inseguridades o los deseos de llamar la atención.

Hay cambios en el entorno de los niños -como el inicio del colegio o la guardería y la llegada de un hermano a la familia- que pueden ser difíciles de afrontar.

Y, como consecuencia, los niños buscan consuelo y alivio chupándose el dedo.

Efectos bucodentales de chuparse el dedo

Los efectos bucodentales que se producen cuando un niño se chupa el dedo dependen de la posición, intensidad, frecuencia y duración del hábito.

Es decir, si la frecuencia es escasa o nuestro hijo abandona el hábito de manera precoz (antes de los 3 años de edad) puede que no se produzca ningún tipo de alteración en su boca.

Si ocurre todo lo contrario, puede dar lugar a una serie de alteraciones bucales.

Los cambios están relacionados con el modo en el que tu hijo apoya el dedo en el paladar o en los dientes. Los efectos de este apoyo dan lugar a alteraciones como las siguientes:

1. Alteraciones dentales y/o esqueléticas

Por una parte, se puede producir un cambio en la orientación de los incisivos superiores, inclinándose hacia delante.

Por su parte, los inferiores se pueden inclinar hacia detrás. Esta alteración da lugar a lo que se conoce con el nombre de resalte.

También se puede originar la mordida abierta. Los niños cuando se chupan el dedo bloquean la erupción de los incisivos superiores e inferiores. La mordida abierta se debe a una falta de contacto entre los dientes. Estos no se tocan entre sí y existe un hueco entre ellos.

Otra de las consecuencias puede ser la mordida cruzada. Esto se produce cuando se introduce el pulgar entre los dientes y se apoya en el paladar, ejerciendo un doble efecto.

Por un lado, el dedo favorece un desarrollo de paladar ojival y, por otro, la lengua se ve obligada a colocarse en una posición baja. Al no colocarse en el paladar, hay un estrechamiento del mismo y se produce la mordida cruzada.

2. Alteraciones funcionales

En muchas ocasiones también aparecen alteraciones funcionales como:

  • Empeoramiento de la masticación. Los niños tienen problemas para triturar bien los alimentos.
  • Problemas de deglución. El niño altera su forma de tragar, ya que interpone la lengua entre los dientes.
  • Succión labial interior. Debido a la posición adelantada de los incisivos superiores, el niño se muerde el labio o los carrillos.
  • Alteraciones del habla. Lo más común es la aparición del ceceo, es decir, pronunciar la “s” como una “c”.
  • Respiración bucal. El niño respira por la boca en vez de por la nariz, como consecuencia del estrechamiento del paladar y la posición baja de la lengua.

3. Alteraciones estéticas

En muchas ocasiones, chuparse el dedo no solo afecta a la boca, sino también a los propios dedos. Como consecuencia, estos pueden estar enrojecidos, con la uña corta y aplanados. Y, en los peores casos, podemos ver callosidades.

Por otro lado, la aparición de la mordida abierta puede afectar a la sonrisa, dando lugar a problemas de autoestima.

Cómo ayudar a tu hijo a conseguir que deje de chuparse el dedo

Frecuentemente es difícil abandonar el hábito de chuparse el dedo antes de la edad esperada y se prolonga más en el tiempo. Esto, en última instancia, requiere de la colocación de algún aparato de ortopedia u ortodoncia en la boca.

Para ello, los tratamientos de ortodoncia más conocidos son:

Refuerzo positivo

Es una alternativa muy eficaz siempre que el niño tenga la edad adecuada para llevar a cabo esta estrategia. Los padres no deben castigar a los niños, ya que cuanto más se insista en que dejen de hacerlo, más lo harán.  Recuerda: es más conveniente sustituir un mal hábito por otro bueno.

Método del calendario

En dicho calendario podremos señalar los momentos o partes del día en los que el niño no se ha chupado el dedo. Se adopta una actitud positiva y se planifican retos para felicitar y premiar al niño. Esta forma de actuar refuerza su autoestima y confianza para conseguirlo.

Opciones para dificultar que los niños se lleven el dedo a la boca

También se puede recurrir a aplicar productos con mal sabor en los dedos, coser manoplas a las mangas del pijama o, incluso, a guantes especiales con los que no se puedan chupar el dedo.

Aparatos de ortopedia u  ortodoncia

No deben usarse en niños menores de 3 años. Pueden ser fijos o removibles, depende de la alteración bucodental que tenga el paciente y los resultados que se pretendan conseguir.

Por qué corregir el hábito de chuparse el dedo

Chuparse el dedo es un hábito muy común en bebés y niños pequeños, ya que les aporta seguridad y calma. Sin embargo, y como hemos comentado anteriormente, este hábito debe abandonarse antes de los tres años de edad.

Si este hábito nocivo se prolonga en el tiempo, puede desplazar los dientes de tu hijo y perjudicar el desarrollo oclusal del niño.  

La aparición de problemas maxilofaciales, dentales y del lenguaje están relacionados con la frecuencia, intensidad y duración de hábito. Por ello, es necesario solucionar las malas prácticas cuanto antes para que no deriven en problemas más serios.

¿Has resuelto tus dudas acerca de los efectos negativos de chuparse el dedo? No te preocupes si no es así. El profesional buscará una solución para tu hijo y te la propondrá tras un diagnóstico personalizado. 

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