¿Dientes y diamantes, tienen algo en común? Te proponemos conocer curiosidades sobre nuestros dientes a partir de esta extraña similitud.
¿Sabías que el diamante es el material natural más duro que se conoce? De la misma forma, el esmalte de los dientes es también el componente más duro de nuestro cuerpo. Este esmalte recubre la corona, que es la parte visible del diente, como si de una coraza se tratase, pero pese a su dureza, entraña una cierta fragilidad y a veces se fractura o se desgasta, lo que se traduce en sensibilidad dental. Esta “invulnerabilidad” es la razón por la que la mayoría de fósiles hallados sean dientes.
Como el diamante, también es translúcido, porque lo que deja pasar el característico color de nuestros dientes, el de la dentina. Ambos tejidos recubren el interior del diente, llamado pulpa dentaria, donde están vasos sanguíneos y fibras nerviosas, que mantienen la vida del órgano conectándolo con la raíz. El diente es como un árbol: necesita poda y cuidados en su copa, es decir, cepillado, pero también requiere de agua y sustratos que lo alimenten. Por eso insistimos ¡Una correcta alimentación es una buena prevención!
“En mucho más se ha de estimar un diente que un diamante”, decía el Quijote, y Moonz se suma a esta ingeniosa cita del hidalgo manchego ¿Sabías que algunos dientes han alcanzado precios de diamantes? Como una muela cariada de John Lennon por la que se pagaron más de 30.000 dólares, aunque el Guiness lo ostenta un diente de Isaac Newton que terminó formando parte de la colección de anillos de su comprador. Finalmente dientes y diamantes van a tener muchas similitudes, ¡porque ambos son dos joyas de gran valor!