Desde Moonz continuamos colaborando con canales especializados en salud y educación para asesorar a las familias y resolver algunas de sus dudas odontopediátricas, como ya hicimos hace unos meses explicando las consecuencias que tiene chuparse el dedo para los dientes de los niños o respondiendo a la pregunta de cuándo llevarles al ortodoncista por primera vez.
En esta ocasión el Dr. Javier Girón de Velasco resuelve una duda muy frecuente que surge entre las familias al enfrentarse a un tratamiento de ortodoncia: ¿Cuáles son mejores: los aparatos fijos, también llamados brackets, o los removibles?
Tanto niños como mayores pueden beneficiarse de los tratamientos de ortodoncia, de hecho cada vez es más frecuente encontrar adultos decididos en mejorar su salud e imagen personal, aunque lo aconsejable es empezar el tratamiento en edad temprana, cuando se produce el desarrollo bucal y facial, y aún es posible mover los huesos para prevenir problemas mayores. El Doctor Javier Girón explica esta diferencia y la razón por la que principalmente se utilizan aparatos fijos en los niños:
“De forma general en las edades infantiles con niños entre 6 y 9 años utilizamos más los aparatos fijos que los removibles. Principalmente por una razón científica, porque si queremos mover los huesos, y es esta la razón por la que tratamos a niños tan pequeños, se deben hacer fuerzas sólo posibles con aparatos fijos. No se pueden hacer con aparatos removibles que sólo mueven dientes.
La segunda razón es práctica: a un niño de 6 u 8 años no podemos exigirle que use un aparato 12 o 18 horas al día, porque probablemente termine perdiendo el aparato”.
Por todo ello, es decir, para ahorrar tiempo, esfuerzo y dinero, no poner en riesgo el cumplimiento del tratamiento y reducir al máximo posible los tiempos, lo más adecuado será utilizar aparatos fijos cuando se trata de niños.
El doctor Girón concluye aclarando que el final del tratamiento, exige asegurar el mantenimiento de los dientes en su posición final, para lo que se utilizan aparatos retenedores fijos o móviles, imprescindibles para finalizar con éxito la estabilización del resultado obtenido.